Manuel tenía muy clara su misión…

Había hablado un par de veces con uno de los padres del cole de su hijo y estaba seguro de que podría captarlo como cliente para su negocio.

Eran las ferias de su ciudad, así que los peques habían quedado entre ellos para ir a montar a las atracciones.

Manuel no es muy amigo de ir a la feria y mucho menos con los peques, pero en esta ocasión era diferente.

Sabía que tenía la oportunidad de pasar un par de horas con ese padre al que podía ayudar con sus servicios, así que tenía hasta ganas de que llegara la tarde para ir al ferial.

19:45h. Camino al Ferial.

Mientras su hijo iba dando botes en el asiento trasero del coche, hablando sobre todas las atracciones en las que montaría… Manuel no veía el momento de llegar para empezar a generar conversación con su potencial cliente.

Su plan era sencillo, además, lo había ejecutado cientos de veces, prácticamente a diario.

• Romper el hielo.
• Empezar una conversación trivial.
• Mostrarse simpático y cercano.

De todo menos vender de forma directa.

Su especialidad es la de conseguir que sus potenciales clientes acaben preguntándole a él sobre sus servicios, para poder soltar toda la información de forma que parezca una respuesta a lo que le preguntan.

Nunca habla de negocios sin que se lo pidan.

20:30h. El Ferial.

La música de Rosalía, Bad Bunny, Farruco y otros muchos se mezclaban a máximo volumen.

Los animadores de las distintas atracciones gritaban aún más para captar la atención de todo el que pasara cerca.

Y Manuel cada vez estaba más agobiado.

¡No podía hablar!

En realidad sí que podía, pero no tenía mucho sentido porque nadie iba a escucharle.

Demasiado ruido.

22:30h. El Ferial.

Por fin los padres dicen que ya es suficiente, que es hora de ir a cenar.

Deciden ir a un sitio, lo más lejos posible de la feria.

Una pizzería, un burger… lo que sea que les guste a los peques y que no tenga ni hilo musical.

23:00h. La terracita.

Que descanso, todos los padres comentan que vaya agobio de ruido, que era imposible hablar.

Ahora están todos en una terracita, esperando a que los peques cenen tranquilos.

Manuel por fin ha empezado a hablar con su potencial cliente y en menos de 10 minutos ha conseguido lo que venía buscando, que él le pregunte por sus servicios.

Antes de que los niños terminaran de cenar, Manuel ya casi había cerrado el trato.

Y tú pensarás, ¿a qué viene esta historia?, pues bien, vuelve a leerla pero déjame contarte antes algo…

La feria, son las redes sociales.

Un sitio lleno de ruido, de distracciones, un sitio en el que es imposible vender, incluso cada vez es más difícil llamar la atención de tus potenciales clientes.

La mayoría de los empresarios que quieren conseguir resultados en Internet se visten de gala y se empeñan en conseguir clientes en la «feria» de las redes sociales.

Sin embargo, y como creo que queda claro con la historia de Manuel, se necesitan conversaciones privadas, sin ruido, sin distracciones, para poder cerrar las ventas.

Los empresarios siempre lo hemos hecho y lo hacemos así.

Conseguir clientes manteniendo conversaciones privadas, escuchando perfectamente sus necesidades y ofreciendo soluciones personalizadas, pero esto en las redes sociales es imposible, igual que en la feria.

La terracita es diferente, es la conversación privada, es una llamada, un correo electrónico, es una videoconferencia, algo sin ruido ni distracciones.

Deja de intentar vender en la feria o te quedarás afónico y no conseguirás nada.

¿Quieres que te ayude a conseguir conversaciones privadas con muchos potenciales clientes?, escríbeme a este correo hola@jesusblanco.com, cuéntame a qué te dedicas y déjame un teléfono para poder contactar contigo sin ruidos ni distracciones.